Cielo frente a la casa verde. Foto: IJC |
Hoy tenía esa sensación.
La sensación se hizo cada vez más intensa conforme el día se hacía más caluroso y el aire se llenaba de una pesadez de nube gris y densa con bolas de pelo de gato esperando pegarse en todo lo que estuviera en su camino.
No estaba dispuesta a estar tan triste, pero esas cosas no dependen de una.
Por primera vez, sinceramente no recuerdo sentir eso que sentí en toda mi vida, aunque para usted pueda ser exagerado: tuve que agacharme sosteniéndome en las piernas mientras trataba de recuperar el ritmo de la respiración y por primera vez busqué contener el llanto, me ocupaba cierto temor, algo me decía que debía evitar llorar, aguanta, mira para arriba, entra a la regadera, sostén las paredes, todo estará bien.
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